jueves, 8 de marzo de 2018

Movimiento Femenino Popular. Declaración del 8 de Marzo

Por todo el mundo el proletariado, el campesinado pobre y las capas más profundas de la población estamos festejando con júbilo revolucionario el 170 aniversario de la publicación del Manifiesto del Partido Comunista y el Bicentenario del Natalicio de Carlos Marx.
En distintas partes de la república, organizaciones democráticas y revolucionarias del pueblo, como lo es nuestro MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR, aglutinadas en la CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO, estamos festejando ambos hechos con acciones de masas populares en las calles, particularmente en Oaxaca con movilización y entusiasmo proletarios dentro de nuestra JORNADA ESTATAL “ELEGIMOS LUCHAR”.
Así mismo el 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, forma parte de nuestra agenda de reivindicaciones históricas como MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR y como SolRojistas, y hoy estamos marchando de forma unitaria junto a otras organizaciones progresistas y democráticas de mujeres del pueblo para mostrar nuestro puño lleno de rabia contra el patriarcado.
Fue Carlos Marx, primer gran jefe y guía del proletariado internacional quien dijo: “CUALQUIERA QUE CONOZCA ALGO DE HISTORIA SABE QUE LOS GRANDES CAMBIOS SOCIALES SON IMPOSIBLES SIN EL FERMENTO FEMENINO”.
A partir de esta reflexión (que forma parte de la necesidad estratégica de ligar a las mujeres de clase trabajadora a la lucha de clases del proletariado contra el régimen en la perspectiva de la trasformación profunda de la sociedad) las mujeres revolucionarias entendemos que la situación de violencia, machismo, sexismo, discriminación de género, feminicidios, etc. son justamente un problema estructural del patriarcado, y este a su vez se desprende directamente de la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción y la división de la sociedad en clases; es decir: entre explotadores y explotados.
Sostenemos que, efectivamente, las mujeres en general vivimos sujetas a la opresión del patriarcado y sus más variadas formas de control de masas, generando prácticas de inequidad y segregación contra nosotras, que constituyen en sí mecanismos de violencia de género. ¡Es verdad!
Pero sobre todo, es fundamental entender que las mujeres sencillas del pueblo, del campo y la ciudad, es decir: las obreras, las campesinas pobres, las indígenas, las pescadoras, las artesanas, las empleadas domésticas, las del comercio informal, las sexoservidoras, las estudiantes de escuelas públicas, etc. somos víctimas también de una violencia sistemática y sistémica por el simple hecho de ser parte de las clases populares explotadas y oprimidas.
Nosotras no podemos ponernos en las zapatillas de las “primeras damas” del viejo estado burgués-terrateniente, porque aunque ellas sufran el machismo político y sean damas de compañía de sus parejas como gerentes en turno de la burguesía, nosotras somos explotadas junto a nuestros compañeros y nuestros hijos, y esto asegura la reproducción de la fuerzas de trabajo del proletariado y del ejército de reserva para abaratarla, sin mencionar ya que sobre nosotras pesan todas las arbitrariedades contra el salario, la estabilidad en empleo o la igualdad de derechos laborales, civiles y políticos no de forma, sino de fondo, porque en la práctica todos ellos son letra muerta ante el patrón de la fábrica, el dueño de la casona, el comerciante, el casero, el capataz, el latifundista, el cura, el juez, el policía, etc. sin importar si estos personajes (es decir: los explotadores) son hombres o mujeres. Las clases dominantes explotan y oprimen a las clases dominadas.
Por ello en el MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR tratamos de retomar las grandes enseñanzas de mujeres comunistas que dedicaron su vida a la verdadera emancipación de la mujer, como Clara Zetkin, Nadezhda Krupskaia, Innesa Armand, Alejandra Kollontai, Chiang Ching o la camarada Nora.
Una emancipación real, donde la lucha trascienda los estrechos márgenes de las reivindicaciones legaloides de la “equidad de género” o “alto a la violencia contra las mujeres” para convertirse en lucha contra el patriarcado, los latifundios, el capitalismo burocrático y el imperialismo, porque todos ellos son los responsables de la terrible opresión y explotación de clase. La emancipación de la mujer solo será posible con la emancipación del proletariado y con ello, de la humanidad en su conjunto.
Para ello es necesario luchar por la Revolución de Nueva Democracia y el Socialismo, en la perspectiva del comunismo.
Rendimos homenaje a las miles de mujeres combatientes que en Perú, Filipinas, India y Turquía desarrollan junto a su proletariado y sus pueblos vigorosas guerras populares bajo la guía de sus Partidos Comunistas pertrechados de la ideología científica del proletariado internacional: el marxismo-leninismo-maoísmo, principalmente maoísmo.
Pensamos que el 8 de Marzo no debe servir de pretexto al viejo estado y las clases dominantes para re-victimizarnos o visibilizarnos como “el sexo débil”. Sostenemos que el 8 de Marzo debe ser una jornada roja, internacionalista y proletaria que permita, como lo enseñará el Presidente Mao Tse Tung: ¡DESATAR LA FURIA DE LA MUJER COMO FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!
¡VIVA EL 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA!
¡CONSTRUIR Y FORTALECER EL MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR!
¡LAS MUJERES SOSTENEMOS LA MITAD DEL CIELO Y DEBEMOS CONQUISTARLO!
¡ELEGIMOS LUCHAR!
¡NO VOTAR, ORGANIZARSE Y LUCHAR!


MOVIMIENTO FEMENINO POPULAR
CORRIENTE DEL PUEBLO SOL ROJO
8 DE MARZO ROJO DE 2018

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