lunes, 5 de marzo de 2018

La corrupción en el Perú es asunto del sistema, del viejo orden y sus representantes e instituciones lo que corresponde es barrer con guerra popular a esa vieja sociedad semifeudal y semicolonial

Los escándalos de corrupción desatados en América Latina desde que se hizo público el acuerdo Cr. No. 16-643 (RJD), firmado por Estados Unidos y Odebrecht en la corte del distrito este de Nueva York el 21 de diciembre del 2016, en el que se hacía mención a pagos realizados a altos funcionarios de diversos gobiernos de los Estados terrateniente-burocráticos, al servicio del imperialismno principalmente yanqui, expresa bajo esta forma escandalosa y corrupta la unión personal entre las grandes empresas y los representantes de las diferentes facciones burguesas, con el Poder del Estado. Es decir la fusión de intereses entre los grandes monopolistas del capital financiero, y del capitalismo burocrático, a su servicio en los países de América Latina, con el Poder del Estado (capitalismo monopolista de Estado, las dos facciones en colusión y pugna, que actúan como miembros de diferentes oficinas de la misma empresa). 
Este hecho es el que ha estallado en el Perú con gran fuerza  y los mismos escritorzuelos de la reacción tinen que reconocerlo:
“Hoy, las ondas sísmicas de la corrupción, con epicentro en Brasil, están dejando en escombros a la clase política en su conjunto y a sectores emblemáticos del sector privado. Lo declarado por Barata confirma una vez más que la corrupción en el Perú no es episódica; es histórica, estructural y sistémica. Todos jugamos a la ronda menospreciando al lobo” (Diario El Comercio,  Del ‘juguemos a la ronda’ al ‘ampay me salvo’, por José Ugaz, en política, 5 de marzo 2018).
Pero el miserable abogaducho metido a plumífero aboga por la impunidad, cuando repite el viejo dicho “todos culpables nadie culpable” con otras palabras:
“A estas alturas, señalar a un político o a un partido como responsable de la corrupción peruana es no entender el problema y distorsionar la realidad. La corrupción es extendida y no distingue género, raza, estatus social, ni ideología, no es culpa de caviares o capitalistas salvajes (…) Como explicar no es justificar, hay que decir que así funcionaban las cosas, había un conocimiento general, se sabía y, salvo aisladas voces, fue tolerado y aceptado por la mayoría. Obviamente no se trata de exonerar a nadie, por el contrario, es indispensable un mea culpa colectivo. No más el ampay me salvo. A muy pocos les daba asco que la política se “financiara” con aportes de fuentes lícitas o ilícitas que “invertían” en los dos o tres candidatos con opción para asegurar su influencia en el gobierno. No eran aportes altruistas, eran depósitos de renta a plazo fijo que se empezaban a cobrar tan pronto se definía el ganador”.
Habla “de complicidad de actores relevantes del sector privado con las prácticas extorsivas de un Estado corrupto” para ocultar la fusion de intereses del capital bancario, comprador y feudal y el inmenso Poder del Estado (capitalismo monopolista de Estado según la definición del Presidente Mao). Y este plumífero aboga por “un acuerdo nacional de punto fijo”, es decir que no haya sanciones contra los gobernantes y los grandes burgueses.
Luego este abogado plumífero nos revela solo en parte el botín que se parte y reparten entre sus patrones: “Las diversas aristas estructurales de la corrupción en el Perú: el financiamiento de la política, …, sistemas de compras públicas e inversiones".
Otro escritorzuelo de este periodicucho reaccionario en la misma sección de Opinión, trata de distribuir culpas y bendiciones según los montos recibidos, diciendo que Humala, Toledo y Villarán serían casos penales “según los jueces” y los de Kucsynski, García y Fujimorí tendrían el carácter de contribuciones empresariales, pero reconoce que no es ninguna novedad, escribió:
“Las elecciones del 2011 podrían ser conocidas como las de Odebrecht vs. Odebrecht, pues todo indica que fue la mayor aportante de los principales candidatos (...)
Según los montos aportados y su naturaleza, se puede clasificar el grado de infección de los involucrados. El caso más grave es, sin duda, el de Alejandro Toledo (…).De acuerdo a los montos recibidos, después de Toledo siguen Ollanta Humala y Susana Villarán(...) 
No es novedad que los grupos empresariales apoyen candidatos en el Perú y en todas partes. 
Tampoco es novedad que a veces aporten a más de un candidato. Lo hacen como un seguro, temen ser castigados si gana un candidato al que no apoyaron. Lo novedoso es que por primera vez se conocen detalles de estas colaboraciones y que la escandalosa magnitud de los aportes de Odebrecht supera largamente los montos que solían poner los grupos nacionales. Naturalmente, la ciudadanía piensa que se trataba de “inversiones” que rendirían un alto retorno en cuanto los candidatos auspiciados ganasen las elecciones. Dicho sea de paso, las elecciones del 2011 podrían ser conocidas como las elecciones de Odebrecht vs. Odebrecht, ya que todo indica que esta empresa fue la mayor aportante de los dos principales candidatos.
Luego de las declaraciones de Barata, las elecciones peruanas nunca serán las mismas. Los políticos, que ya estaban desprestigiados, serán vistos con aun más desconfianza. No solo los que recibieron aportes de Odebrecht, sino todos. La ciudadanía verá a los candidatos con la crudeza con la que Víctor Andrés García Belaunde los describió en una entrevista radial: “La candidatura presidencial es un negocio. En los procesos electorales hay muchos candidatos, no solo por el currículo o la vanidad personal sino porque siempre se recibe, a todos les cae” (Los muertos vivientes, por Alfredo, Analista politico, El Comercio, 4 de marzo de 2018) .
Todo lo que escriben estos reaccionarios, muestra precisamente el hecho de la opresión más monstruosa sobre las masas, heredada y acrecentada por todos los nuevos gobiernos como un instrumento grato, esto es el crecimiento y centralización del Poder del Estado en el Ejecutivo, que es empleado por éstos gobiernos también contra sus enemigos, mediante la  maquinaria burocrática de este Estado, de sus jueces y fiscales. Grandes burócratas que  según la correlación de fuerzas en la arena política reaccionaria se pueden pasar a la oposición y servir a tumbar o poner gobiernos y también como muestra el diferente tratamiento a los “infectados”.
Así pues señores escritorzuelos reaccionarios, estamos en que es asunto del Sistema, del Viejo orden y sus representantes e instituciones lo que corresponde es barrer con guerra popular a esa vieja sociedad semifeudal y semicolonial donde se desenvuelve un capitalismo burocrático sujeto principalmente al imperialismo yanqui.
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario